DPL
La nueva terapia lumínica para el tratamiento de lesiones vasculares.
El “DPL”, dye pulsed light o luz pulsada “decolorante”, es una herramienta médica para el tratamiento de lesiones vasculares faciales catalogadas como complicadas. Es un innovador cabezal de fluorescencia avanzada con doble filtro, que asegura la emisión en el espectro óptimo para este tipo de lesiones, trabajando de forma más potente y a la vez más selectiva, segura, certera y con menos molestias para el paciente que los lásers que se venían empleando hasta la fecha en medicina estética.
Aunque al hablar de manchas y fotoenvejecimiento, sobre todo a nivel facial, se tiende a pensar sólo en las pigmentarias, lo cierto es que la categoría incluye un amplio abanico de lesiones, incluyendo todas aquellas que alteran la uniformidad del tono cutáneo tanto en pardo o marrón, lesiones pigmentarias, como en rojo, lesiones vasculares producidas por agrupamiento anormal de vasos sanguíneos o exceso de hemoglobina.
Lesiones vasculares faciales que trata el «DPL”
La acción del DPL está específicamente diseñado para el tratamiento de seis tipos concretos de lesiones benignas que tengan un componente vascular en rostro, cuello y escote como son:
- Telangiectasia facial, dilatación de los vasos sanguíneos superficiales.
- Poiquilodermia de civatte, una lesión mixta, combinación de atrofia de la textura de la piel, irregularidades de pigmentación y telangiectasias.
- Rosácea, derivada de una hinchazón de los vasos sanguíneos que supone un enrojecimiento permanente con exacerbaciones o brotes periódicos.
- Nevus flammeus o manchas «vino de oporto”, conocidas como manchas de nacimiento, de mayor o menor extensión, habitualmente de color rojizo oscuro.
- Hemangioma, masa anormal benigna de tejido, plana o elevada formada a partir de una gran concentración de vasos sanguíneos sobre la superficie de la piel.
- Lentigos Seniles, las conocidas como manchas de la edad son una combinación de tres componentes: acumulación de melanina, deficiencia vascular periférica y atrofia de la textura de la piel.
Todas estas lesiones tienen en común que en su origen existía un agrupamiento anormal de vasos sanguíneos o una circulación periférica deficitaria. Es la mejor opción actual para su tratamiento porque se basa en el principio de calentar selectivamente los vasos sanguíneos hasta provocar su cierre, logrando, por tanto, reducir o eliminar este tipo de lesiones, sin dañar el tejido vecino.